Catequesis del Papa Francisco sobre “El protagonista del anuncio: el Espíritu Santo”

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Este miércoles 22 de febrero, el Papa Francisco continuó con su catequesis sobre la evangelización y el celo apostólico.

Ante los fieles que le escuchaban en el Aula Pablo VI del Vaticano, el Santo Padre habló acerca del protagonista del anuncio: El Espíritu Santo.

A continuación, la catequesis completa del Papa Francisco:

En nuestro ciclo de catequesis sobre la pasión evangelizadora, hoy partimos de las palabras de Jesús que hemos escuchado: «Id y haced discípulos a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo» (Mt 28,19). Id -dice el Resucitado-, no a adoctrinar, no a hacer prosélitos, no, sino a hacer discípulos, es decir, a dar a todos la oportunidad de entrar en contacto con Jesús, de conocerlo y amarlo libremente. Id y bautizad: bautizar significa sumergir y, por tanto, antes de indicar una acción litúrgica, expresa una acción vital: sumergir la propia vida en el Padre, en el Hijo, en el Espíritu Santo; experimentar cada día la alegría de la presencia de Dios que está cerca de nosotros como Padre, como Hermano, como Espíritu que actúa en nosotros, en nuestro mismo espíritu. Bautizarse es sumergirse en la Trinidad.

Cuando Jesús dice a sus discípulos -y también a nosotros- «¡Id!», no está comunicando sólo una palabra. No. Les comunica el Espíritu Santo, porque sólo a través de Él, el Espíritu Santo, se puede recibir la misión de Cristo y llevarla a cabo (cf. Jn 20,21-22). Los Apóstoles permanecen encerrados en el Cenáculo por miedo hasta que llega el día de Pentecostés y desciende sobre ellos el Espíritu Santo (cf. Hch 2,1-13). Y en ese momento el miedo desaparece y con su poder aquellos pescadores, por el mayoría iletrados, cambiarán el mundo. «Pero si no saben hablar…». Pero es la palabra del Espíritu, la fuerza del Espíritu la que los lleva a cambiar el mundo. El anuncio del Evangelio, por tanto, sólo se realiza con la fuerza del Espíritu, que precede a los misioneros y prepara los corazones: Él es «el motor de la evangelización».

Lo descubrimos en los Hechos de los Apóstoles, donde en cada página vemos que el protagonista del anuncio no es Pedro, Pablo, Esteban o Felipe, sino que es el Espíritu Santo. También en los Hechos se relata un momento crucial de los primeros tiempos de la Iglesia, que también puede decirnos mucho. Entonces, como ahora, junto a los consuelos había tribulaciones -tiempos buenos y no tan buenos-, las alegrías iban acompañadas de preocupaciones, ambas cosas. Una en particular: cómo
comportarse con los paganos que llegaban a la fe, con los que no pertenecían al pueblo judío, por ejemplo.

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